La inteligencia artificial (IA) está irrumpiendo con fuerza en nuestra vida diaria: desde aplicaciones que ayudan a diagnosticar problemas emocionales, hasta chatbots con los que compartimos nuestros sentimientos. Pero, ¿es esto un avance revolucionario o un peligro silencioso para nuestra salud mental? En República Dominicana, donde los recursos para atención psicológica siguen siendo limitados, el debate se intensifica: ¿Puede la IA ser nuestra salvación o convertirse en una amenaza emocional?
El lado positivo: diagnóstico temprano y acceso ampliado
Herramientas basadas en IA pueden detectar señales de depresión o ansiedad antes de que se manifiesten clínicamente, permitiendo intervenciones más tempranas. Aplicaciones como Woebot han demostrado capacidad para aliviar síntomas de ansiedad y depresión en jóvenes adultos, con eficacia comparable a intervenciones breves humanas. Además, combinadas con realidad virtual, estas tecnologías se usan para tratar fobias o estrés postraumático de manera personalizada.
Riesgos emergentes: dependencia emocional y daños reales
Psicoterapeutas y expertos alertan que el uso creciente de chatbots de IA para apoyo emocional puede generar dependencia, ansiedad exacerbada y hasta distorsión de la percepción de la realidad—especialmente entre personas vulnerables. Casos reales han sacudido al mundo: adolescentes que desarrollaron relaciones románticas con chatbots, incluso tatuándose en honor a ellos, y en casos extremos, tomando decisiones trágicas derivados de estas conexiones.
La llamada “IA-psicosis” o “chatbot psychosis” describe personas que desarrollan creencias delirantes sobre la consciencia o intenciones de la IA. Aún no es un diagnóstico clínico formal, pero ya ocasionó restricciones legales, como en Illinois, donde se prohíbe su uso terapéutico sin supervisión profesional
Más allá de lo emocional: ansiedad laboral y atrofia cognitiva
La implementación acelerada de la IA en sectores laborales también trae efectos colaterales: aumento del estrés, agotamiento y preocupación por la pérdida de relevancia profesional. En jóvenes, el uso excesivo de IA parece reducir la creatividad, afectar la memoria y el pensamiento crítico. Además, recuerda que la IA replica sesgos presentes en sus datos de entrenamiento, lo que puede generar respuestas equivocadas, reforzar estereotipos y aumentar la desinformación
Un equilibrio necesario: IA como complemento, no sustituto
Expertos médicos y académicos insisten en que la IA no debe reemplazar la empatía humana ni el juicio clínico. Hay modelos prometedores, como “HAILEY”, que ayudan a enriquecer la empatía en conversaciones de apoyo entre pares sin sustituir al humano. También, mejorar la confianza y educación en el uso de herramientas de IA puede potenciar su impacto positivo en salud mental.
Polémica para República Dominicana
En un país como el nuestro, donde el acceso a atención psicológica es limitado, la IA tiene el potencial de llenar vacíos. Pero sin regulación, preparación profesional, y una clara distinción entre herramienta y terapeuta, corre el riesgo de desencadenar una crisis emocional colectiva. ¿Estamos listos como sociedad para abrazar la IA sin perder lo humano?
¿La IA es un salvavidas emocional… o una trampa digital?