Alerta Roja en RD: ¿Tomar Pastillas Toda la Vida o Recuperar la Salud con Cambios Reales?

En República Dominicana, la diabetes y la hipertensión ya no son enfermedades que “solo le pasan a otros”. Son epidemias silenciosas que afectan a millones, golpean sin aviso, y que tienen causas comunes: sedentarismo, alimentación poco saludable, obesidad, hábitos tóxicos… y un sistema de salud que muchas veces actúa después de que el daño ya está hecho.

Datos que duelen

  • Un estudio del Instituto Nacional de Diabetes, Endocrinología y Nutrición (INDEN) indica que el 22.7 % de la población dominicana tiene diabetes o prediabetes (13.4 % con diabetes diagnosticada, 9.3 % con prediabetes).
  • La Sociedad Dominicana de Endocrinología y Nutrición (SODENN) reporta que la hipertensión afecta al 32.3 % de la población adulta.
  • Más del 70 % de los adultos tienen sobrepeso u obesidad, uno de los principales factores de riesgo para ambas enfermedades.

Estos son números que no podemos ignorar. No solo implican riesgo de muerte: reducen calidad de vida, capacidad de trabajo, generan costos altos y “secuelas” como enfermedades del corazón, renales, amputaciones, ceguera, etc.

¿Por qué estamos en esta situación?

Los factores que alimentan la epidemia son múltiples, muchos relacionados entre sí:

  • Alimentación con exceso de azúcares simples, grasas saturadas, comidas procesadas, bebidas azucaradas. En muchos hogares dominicanos, los alimentos “pa’ llenar” (alto calorías, bajo valor nutricional) son más accesibles, económicos y fáciles que las opciones saludables.
  • Sedentarismo y estilo de vida moderno. Muchas personas no tienen espacios adecuados para hacer ejercicio, o sus trabajos implican largos periodos quietos; además de que se han perdido algunos hábitos tradicionales como caminar o usar la bicicleta.
  • Cultura, publicidad y creencias. Alimentos rápidos, comida chatarra, refrescos y snacks se han convertido en símbolos de “comodidad”, de status, incluso de celebraciones. Muchas veces sin educarse bien sobre los efectos.
  • Desigualdad en acceso a salud preventiva. Muchos dominicanos no se hacen chequeos regulares (glucemia, presión arterial), no tienen educación nutricional, o viven en zonas donde la oferta de alimentos saludables es limitada.
  • Dependencia de la medicina farmacológica: cuando llegamos tarde, ya la enfermedad está avanzada, y los medicamentos (o tratamientos clínicos) son inevitables.

¿Qué podemos hacer y dónde está el debate?

Opción A: “Medicina primero”

  • Ventajas: rapidez en controlar síntomas, prevenir complicaciones más severas, necesaria cuando las condiciones ya están establecidas.
  • Desventajas: dependencia a largo plazo, costos elevados, efectos secundarios, no aborda la raíz del problema, riesgo de recaídas si no se modifican hábitos de fondo.

Opción B: “Cambios de hábitos y alimentación”

  • Ventajas: prevención, reducción sustancial de riesgo, mejora de calidad de vida, menores costos a largo plazo.
  • Desventajas: requiere disciplina, tiempo, apoyo social/familiar, acceso a alimentos saludables, políticas públicas que lo respalden, educación nutricional.

¿La respuesta está en un enfoque mixto?

Muchos especialistas coinciden en que no alcanza ni una sola de estas opciones por sí sola. La medicina debe estar, sobre todo para quienes ya están enfermos; pero los cambios preventivos pueden reducir la carga, evitar que más personas lleguen al punto de necesitar medicinas de por vida.

Propuestas para un Cambio Real en la Salud de RD

El reto de la diabetes y la hipertensión no se resuelve con una sola acción. Necesitamos un esfuerzo conjunto de autoridades, empresas y familias. Aquí algunas soluciones clave:

Gobierno y Autoridades de Salud

  • Alimentación escolar nutritiva: garantizar menús saludables en las escuelas.
  • Detección temprana: campañas de control de glucemia y presión arterial en comunidades.
  • Publicidad responsable: limitar anuncios de productos ultraprocesados dirigidos a niños.
  • Incentivos verdes: apoyar con subsidios a productores de frutas, vegetales y granos integrales.
  • Más espacios activos: crear y mantener parques, ciclovías y áreas deportivas accesibles.

Sector Privado e Industria Alimentaria

  • Reformular productos: reducir azúcares añadidos, grasas dañinas y exceso de sal.
  • Etiquetado claro: información sencilla y honesta en los empaques.
  • Promocionar lo saludable: campañas y ofertas que hagan más atractivos los alimentos nutritivos.

Familias e Individuos

  • Cocina criolla saludable: volver a lo fresco y nutritivo, reduciendo frituras y bebidas azucaradas.
  • Moverse cada día: caminar, bailar, hacer deporte, aprovechar cualquier espacio.
  • Control personal: medir la presión y glucosa con frecuencia, no esperar a estar enfermo.
  • Educación en salud: aprender sobre nutrición y compartir el conocimiento en el hogar.

Mensaje para despertar acción

Dominicana tiene talento, recursos agrícolas, sabores criollos nutritivos e historia de resiliencia. No debemos resignarnos a que nuestras hijas, hijos, padres, abuelos vivan precariamente, dependientes de pastillas, por un problema que, en muchos casos, se puede prevenir o retrasar enormemente.

Este es un llamado: para preguntar, para exigir políticas, para cambiar hábitos, para ser protagonistas de nuestra propia salud. Que no nos tome un susto —una complicación grave, una hospitalización—para movernos.

Reflexión final

Sí, la medicina salva vidas, pero no bastará si no cambiamos también lo que comemos, cómo nos movemos, qué valores damos a nuestra salud. Tenemos la oportunidad de elegir: seguir permitiendo que la diabetes y la hipertensión dominen nuestras estadísticas, o asumir responsabilidad colectiva e individual para invertir en salud ahora, antes de que sea demasiado tarde.

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