El amor dominicano por los tacones
En República Dominicana, pocas cosas representan tanto la elegancia femenina como un par de tacones altos. En bodas, oficinas, restaurantes y eventos sociales, el tacón es casi un sello de distinción. Para muchas dominicanas, usar tacones no es solo una elección estética, sino una parte esencial de su identidad y confianza.
Sin embargo, lo que comienza como un símbolo de belleza y porte puede convertirse en un enemigo silencioso para el cuerpo. El uso prolongado y obligatorio de tacones —especialmente en sectores como la hotelería, el comercio y las oficinas— está dejando una huella profunda en la salud física y mental de las mujeres.
El precio del glamour: lo que los tacones hacen en tu cuerpo
Cuando una mujer se calza unos tacones de más de 5 centímetros, el peso del cuerpo se redistribuye por completo: el 70% recae sobre la parte delantera del pie. Esto causa presión excesiva en los metatarsos, generando dolor crónico, callosidades y deformaciones como el famoso “juanete”.
Pero el daño no termina ahí. El cambio en la postura que provocan los tacones obliga a los músculos de las piernas, rodillas y espalda a mantener una tensión constante. Con el tiempo, esto puede causar:
- Dolor lumbar y ciático.
- Problemas de alineación en la columna.
- Inflamación en las rodillas y tobillos.
- Aumento del riesgo de esguinces.
Incluso los pies pueden sufrir alteraciones permanentes en su forma natural, dificultando luego el uso de calzado plano.
A nivel interno, el cuerpo interpreta esta incomodidad como estrés físico, lo que estimula la liberación de cortisol, la hormona del estrés, contribuyendo a la fatiga, irritabilidad y dolores musculares.
Tacones, autoestima y cultura dominicana
Más allá del dolor, hay un elemento emocional que no se puede ignorar. En la sociedad dominicana, el tacón simboliza seguridad, estatus y feminidad. Una mujer con tacones altos se siente poderosa, admirada, “bien puesta”.
El problema es que esta percepción ha sido reforzada por décadas de estereotipos sociales y laborales, donde se espera que la mujer luzca impecable, elegante y “a la altura”. Muchas empresas todavía exigen tacones como parte del código de vestimenta, lo que convierte una elección estética en una imposición social.
¿Elegancia o esclavitud moderna del estilo?
El debate está abierto: ¿vale la pena sacrificar salud por belleza?
Algunas mujeres afirman que los tacones son una extensión de su personalidad y una herramienta de empoderamiento; otras consideran que son una forma de sometimiento a estándares de belleza obsoletos.
La ciencia médica es clara: usar tacones de forma prolongada daña la salud musculoesquelética, pero también es innegable que el tacón tiene un efecto psicológico de autoestima instantánea.
Hacia un equilibrio saludable
La solución no está en renunciar completamente a los tacones, sino en usarlos con inteligencia. Los especialistas en podología recomiendan:
- Alternar entre tacones y zapatos bajos.
- Elegir modelos de base ancha y altura moderada.
- Usar plantillas ortopédicas de apoyo.
- Ejercitar los pies y pantorrillas para mantener el equilibrio muscular.
La verdadera elegancia está en el bienestar: una mujer saludable y segura de sí misma luce mucho más que unos centímetros extra.
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¿Las dominicanas usan tacones por decisión propia o por presión social?
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