El silencio detrás del bisturí
En República Dominicana, cada vez más familias denuncian haber sido víctimas de negligencia médica, pero muy pocos casos llegan a una sentencia o compensación justa. Lo más alarmante es el silencio institucional que suele rodear estos hechos.
Un diagnóstico equivocado, una cirugía mal realizada, la falta de supervisión en emergencias o una reacción lenta ante complicaciones son solo algunas de las historias que se repiten en clínicas y hospitales del país.
La mayoría de las víctimas no busca venganza, sino justicia y reconocimiento del error. Pero en muchos casos, las autoridades sanitarias se limitan a “investigar internamente”, mientras las familias quedan sumidas en dolor, frustración y desconfianza hacia el sistema.
Cuando la salud se convierte en negocio
Uno de los puntos más polémicos del debate es la mercantilización de la salud. Muchos pacientes sienten que en lugar de tratarse como seres humanos, son vistos como simples “casos” o “facturas”.
En algunos hospitales y clínicas privadas, las decisiones parecen responder más a intereses económicos que a la ética médica. La falta de protocolos claros, la sobrecarga de trabajo, el personal agotado y la escasez de recursos aumentan el riesgo de errores graves.
¿Quién paga las consecuencias? El paciente.
Y cuando una vida se pierde o queda marcada por una mala práctica, el sistema simplemente sigue operando como si nada hubiera pasado.
Cifras que preocupan (y se ocultan)
Aunque no existen estadísticas oficiales actualizadas sobre negligencias médicas en República Dominicana, el Colegio Médico Dominicano (CMD) ha reconocido que se reciben docenas de denuncias cada año, muchas de las cuales nunca llegan a los tribunales.
En redes sociales, los testimonios se multiplican. Madres que pierden a sus hijos por partos mal atendidos, personas que quedan con secuelas tras cirugías estéticas o pacientes que mueren esperando una ambulancia que nunca llegó.
El problema no es solo la negligencia, sino la impunidad. En un país donde la salud pública enfrenta carencias estructurales, la rendición de cuentas médica sigue siendo una deuda pendiente.
¿Error médico o negligencia? La delgada línea ética
Es importante diferenciar entre error médico y negligencia.
Un error puede surgir incluso con el mayor cuidado, mientras que la negligencia implica falta de diligencia, descuido o incumplimiento de protocolos.
La ética médica exige actuar con prudencia, actualizar conocimientos y respetar la vida del paciente. Pero cuando el ego profesional, la presión económica o la falta de supervisión entran en juego, los límites se difuminan peligrosamente.
La voz del paciente: el verdadero cambio
Cada publicación, cada denuncia y cada conversación que se abre en redes sociales es un paso hacia un sistema más transparente.
Hablar de negligencia médica no es atacar a los profesionales de salud, sino exigir responsabilidad y humanidad.
El sistema sanitario dominicano tiene grandes médicos, pero también requiere mecanismos más firmes para prevenir abusos, mejorar la atención y garantizar justicia cuando se falla.
Reflexión final
La negligencia médica no solo destruye vidas, sino que rompe la confianza en todo el sistema.
En República Dominicana, es hora de pasar del silencio a la acción: crear registros públicos, fortalecer la supervisión médica y educar a los pacientes sobre sus derechos.
Porque la salud no puede seguir siendo una ruleta donde algunos ganan prestigio y otros pierden la vida.
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