Por Revista VivaSalud República Dominicana
Opinión | República Dominicana | 2025
El debate sobre las tres causales ha vuelto a ocupar un lugar central en la discusión pública dominicana, esta vez en el contexto de la aprobación del nuevo Código Penal. En medio de presiones sociales, ideológicas y políticas, se discute si deben incluirse excepciones a la penalización del aborto en tres situaciones específicas:
- Cuando la vida de la madre está en riesgo,
- Cuando el embarazo es producto de una violación o incesto, y
- Cuando el feto presenta malformaciones incompatibles con la vida.
A primera vista, la propuesta parece buscar un equilibrio entre el respeto a la vida y la empatía por situaciones extremas. Sin embargo, desde una visión que valora la vida desde la concepción y el principio de dignidad humana, la inclusión de las tres causales en el nuevo Código Penal representa un grave retroceso ético, jurídico y moral para nuestra nación.
Una cultura que protege la vida, siempre
República Dominicana ha sido un país que históricamente ha defendido el valor intrínseco de la vida humana. La Constitución en su artículo 37 es clara al establecer:
“El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte”.
La introducción de las tres causales contraviene este principio constitucional y abre las puertas a la relativización de la vida humana. ¿Podemos realmente establecer condiciones para decidir quién merece vivir y quién no? ¿No es esto, en esencia, una forma de discriminación contra los más vulnerables?
¿Y la mujer? Una respuesta integral, no una solución extrema
Quienes defienden las causales lo hacen apelando a la protección de los derechos de la mujer. Pero debemos preguntarnos: ¿realmente el aborto en estas circunstancias es la única o la mejor solución? Las mujeres víctimas de violación o con embarazos de alto riesgo necesitan acompañamiento médico, psicológico, social y legal, no una puerta abierta al aborto que puede dejar secuelas aún más profundas.
Las verdaderas políticas públicas deben enfocarse en:
- Fortalecer la atención médica maternoinfantil.
- Mejorar los mecanismos de denuncia y protección a víctimas de violencia sexual.
- Ofrecer apoyo integral a las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad.
Excepciones que se convierten en regla
La experiencia internacional ha demostrado que, cuando se abren excepciones al aborto, estas tienden a ampliarse con el tiempo. Lo que comienza como una medida “humanitaria” se convierte gradualmente en una normalización del aborto bajo múltiples pretextos. No debemos abrir la puerta a una pendiente resbaladiza que debilite el respeto por toda vida humana.
La defensa de la vida no es extremismo, es coherencia
Rechazar las tres causales no significa ignorar el dolor de situaciones límite, sino apostar por una sociedad que no responde al dolor con la eliminación de una vida, sino con humanidad, ciencia, justicia y compasión. La vida de la madre y la del hijo ambas importan y deben ser protegidas por igual.
Conclusión
El nuevo Código Penal debe ser una oportunidad para fortalecer los valores fundamentales de nuestra República, no para ceder ante presiones ideológicas externas. No podemos hablar de desarrollo humano si legalizamos la interrupción de la vida en sus etapas más frágiles.