El cáncer de hígado es una realidad silenciosa que avanza sin que muchos lo vean llegar. En República Dominicana, donde las hepatitis virales, el hígado graso, la obesidad y otros factores de riesgo están presentes, este tipo de cáncer puede marcar la diferencia entre una vida plena o una lucha médica larga, costosa y muchas veces evitada.
¿Qué sabemos hasta ahora?
- En RD, 910 casos de hepatitis B y 541 casos de hepatitis C fueron reportados en lo que va de año.
- Las autoridades de salud dominicanas tienen unidades especializadas para atención de hepatitis, y se conocen estimaciones de prevalencia (por ejemplo, ~1 % para hepatitis C; ~2 % para marcador serológico de hepatitis B en ciertos estudios).
- Se ha lanzado la campaña #HepatitisCero por la Sociedad Dominicana de Gastroenterología para promover prevención y tratamiento temprano.
Estos datos muestran que el virus de la hepatitis es un factor real de riesgo en RD, y muchos casos de daño hepático podrían prevenirse.
Factores de riesgo evitables
Basados en la evidencia científica global, estos son los factores que más contribuyen al cáncer de hígado:
- Infección crónica por Virus de Hepatitis B (VHB) y Hepatitis C (VHC), que pueden llevar a cirrosis y cáncer si no se detectan/tratan oportunamente.
- Cirrosis hepática por diferentes causas, incluyendo hepatitis virales, hígado graso, consumo de alcohol excesivo.
- Hígado graso no alcohólico (HGNA/EHNA), que está aumentando con la obesidad y la diabetes.
- Exposición a sustancias tóxicas (por ejemplo ciertos contaminantes, aflatoxinas), consumo de alcohol, tabaco.
¿Cómo prevenir desde YA en RD?
Las siguientes acciones podrían evitar que muchas personas desarrollen cáncer de hígado:
- Vacunación universal contra la hepatitis B
Garantizar que todos los recién nacidos reciban la vacuna, y también aplicar dosis de rescate si alguien no fue vacunado — especialmente embarazadas y poblaciones vulnerables. - Detección temprana y tratamiento de hepatitis B y C
- Promover pruebas de VHB/VHC como parte de los chequeos médicos rutinarios.
- Asegurar tratamientos antivirales accesibles, ya que muchos casos de hepatitis C pueden curarse hoy en día.
- Monitoreo constante de quienes tienen enfermedad crónica del hígado.
- Reducir la obesidad, diabetes y enfermedad metabólica
- Estilos de vida activos, alimentación saludable, evitar alimentos ultraprocesados, azúcar excesiva, grasas saturadas.
- Controlar el peso corporal, la glucosa, la presión arterial.
- Limitar el consumo de alcohol y evitar tabaco
El alcohol abusivo daña el hígado y multiplica el riesgo si hay otros factores como hepatitis o enfermedad metabólica. - Higiene, seguridad sanitaria y control de contaminantes
- Uso seguro de materiales que puedan transmitir virus (instrumentos médicos, tatuajes, cuidado dental).
- Garantizar agua potable, alimentos seguros, evitar contaminación por aflatoxinas.
- Educación, campañas de concienciación y políticas públicas fuertes
- Que el Estado promueva campañas continuas sobre hepatitis y cáncer de hígado; políticas que regulen alcohol, control epidemiológico, diagnóstico temprano.
- Capacitación del personal de salud para detectar signos tempranos, para que no se espere a etapas avanzadas.
Beneficios de actuar ahora
- Menos muertes evitables.
- Menos hospitalizaciones costosas, cirugías complicadas, tratamientos largos — alivio para los pacientes y para el sistema de salud.
- Mejor calidad de vida para quienes podrían estar enfermos sin saberlo.
- Reducción de desigualdades: muchos casos ocurren en poblaciones con menos acceso a servicios de salud o con menor información.
Debate clave: ¿Estamos haciendo lo suficiente?
Algunas preguntas para reflexionar (y que podrían servir de debate público):
- ¿Es la vacuna contra la hepatitis B suficientemente accesible y obligatoria para todos los niños dominicanos? ¿y para adultos que están en riesgo?
- ¿Tenemos suficientes programas para identificar a personas con hepatitis crónica, y tratamientos asequibles para todos?
- ¿Qué responsabilidad tienen los estilos de vida (dieta, alcohol, obesidad) versus estructura social (precios de alimentos saludables, urbanismo, acceso a agua potable)?
- ¿Cuánto invierte RD en campañas de prevención comparado con el gasto en tratamiento de cáncer avanzado? ¿Sería más eficiente redirigir recursos?
- ¿Cómo rompemos el estigma alrededor de enfermedades hepáticas y cáncer de hígado, para que más personas se hagan pruebas sin miedo ni vergüenza?
Conclusión
El cáncer de hígado no tiene que ser una sentencia inevitable. En República Dominicana, muchas de sus causas son prevenibles, tratables o controlables. Pero para reducir su impacto necesitamos valentía política, participación comunitaria, responsabilidad individual y más conciencia social.
Porque no se trata solo de salvar vidas, sino de dignidad, de bienestar y de justicia para todos. Que no sea otro problema “silencioso” al que lleguemos tarde.